
La cumbre que se celebrará en Río de Janeiro aspira a definir una hoja de ruta clara para los próximos veinte años y a impulsar cambios normativos y políticos hacia una economía verde imprescindible para asegurar el desarrollo sostenible.
Lograr la participación de administraciones públicas, empresas y entidades sociales para perseguir el cambio hacia una gobernanza global a favor de la sostenibilidad, y corregir los errores que han impedido hasta ahora virar hacia un modelo de desarrollo económico que contemple los límites del planeta son las metas destacadas que la sociedad mundial debe buscar en la cumbre de Río+20.
Por eso, los dos temas principales que se abordarán a partir del 20 de junio en Río de Janeiro, Brasil, se centran en la economía verde para el desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza, y en la gobernanza necesaria para la sostenibilidad global. Está previsto que acuda la práctica totalidad de los 193 países participantes de la Organización de la Naciones Unidas (ONU). Se esperan de nuevo maratonianas sesiones en las que los países tienen la última palabra, pero en las que la sociedad tiene mucho que decir a través de sus iniciativas.
A menudo, las cumbres son tachadas de farragosas y se les achaca una lenta aplicación de los resultados. Ante la urgencia de los problemas del mundo, parece una utopía la existencia de un organismo capaz de poner de acuerdo a todos los agentes gubernamentales y sociales. Vivimos en unas sociedades extraordinariamente complejas, pero también en un planeta cuyos habitantes cada vez son más conscientes de que hay que actuar con decisión para evitar la constante degradación.
En un tiempo en que el planeta ha entrado en déficit ecológico, la cumbre de Río+20 se presenta como una oportunidad, no la única, pero si la que es capaz de reunir a los más destacados agentes de la comunidad internacional.
Más información: http://www.uncsd2012.org/rio20/about.html