En España, como en otros países desarrollados, el mercado del comercio justo se ha ampliado en los últimos años y es posible toparse con tiendas que ofertan una diversidad de productos como también bares donde te ofrecen la alternativa de comprar café de comercio justo a un precio algo mayor que el tradicional. Al comprar algún producto todos tenemos conciencia que algo responsable hay en esa acción ya que lo que se busca con este tipo de productos es promover una mayor justicia en las relaciones de compra, sin embargo, no sabe precisamente a qué ni a quién se está ayudando.
Este año tuve oportunidad de trabajar en proyectos de ecoturismo en varias Reservas de la Biosfera en Chiapas (México), experiencia que, entre otras muchas cosas, me permitió conocer in situ cuál es el rédito ambiental y social que desde otro país se puede hacer comprando productos de comercio justo.
El lugar se llama Sierra Morena, ubicada en medio de una espectacular selva mediana y bosque de encino pino. Sus habitantes producen café de conservación, cuya principal característica es que se realiza de forma orgánica, lo que significa que se cultiva sin el uso de pesticidas sintéticos, herbicidas o fertilizantes químicos, utilizando solo métodos naturales. Es también cultivado a la sombra, es decir, intercalado entre el resto de los árboles del bosque de la reserva, sistema con que se evita la contaminación del agua y se mantiene la riqueza del suelo. En contraste con el café tradicional, cuya producción ha sido identificada como la principal amenaza a los ecosistemas naturales ya que se utilizan sistemas más modernos como el “café de sol” y el uso extensivo de insecticidas; el llamado “café de conservación” -que se utiliza para venta de comercio justo internacional- se encuentra dentro de los agroecosistemas forestales que pueden estar jugando un papel importante en la conseración de las especies. Varias han sido las investigaciones realizadas sobre este tipo de artes agrícolas tradicionales arrojando sorprendentes resultados. Uno de estos resultados más notables (Tejeda y Megchún (2004)) fue que las plantaciones de café que usan árboles de sombra pueden proporcionar un hábitat adecuado para muchas especies de aves y que un gran número de aves migratorias lo usan las zonas de cafe de sombra como hábitat durante el invierno. Precisamente, Sierra Morena alberga una gran cantidad de especies de aves dentro del cual destaca el exótico tucancillo verde y el Pavón, especie declarada en extinción. En resúmen, cualquiera sea el producto, es necesario tomar conciencia de nuestro impacto al momento de comprar y que nuestras acciones repercuten positiva o negativamente en el entorno social, económico y ambiental de algún lugar en el mundo. Los usuarios finales a través de este tipo de acciones podemos cambiar el mercado desde el lado de la demanda, “castigando” prácticas no sostenibles y/o “premiando” iniciativas de producción responsables. ña, como en otros países desarrollados, el mercado del comercio justo se ha ampliado en los últimos años y es posible toparse con tiendas que ofertan una diversidad de productos como también bares donde te ofrecen la alternativa de comprar café de comercio justo a un precio algo mayor que el tradicional. Al comprar algún producto todos tenemos conciencia que algo responsable hay en esa acción ya que lo que se busca con este tipo de productos es promover una mayor justicia en las relaciones de compra, sin embargo, no sabe precisamente a qué ni a quién se está ayudando. Este año tuve oportunidad de trabajar en proyectos de ecoturismo en varias Reservas de la Biosfera en Chiapas (México), experiencia que, entre otras muchas cosas, me permitió conocer in situ cuál es el rédito ambiental y social que desde otro país se puede hacer comprando productos de comercio justo. El lugar se llama Sierra Morena, ubicada en medio de una espectacular selva mediana y bosque de encino pino. Sus habitantes producen café de conservación, cuya principal característica es que se realiza de forma orgánica, lo que significa que se cultiva sin el uso de pesticidas sintéticos, herbicidas o fertilizantes químicos, utilizando solo métodos naturales. Es también cultivado a la sombra, es decir, intercalado entre el resto de los árboles del bosque de la reserva, sistema con que se evita la contaminación del agua y se mantiene la riqueza del suelo. En contraste con el café tradicional, cuya producción ha sido identificada como la principal amenaza a los ecosistemas naturales ya que se utilizan sistemas más modernos como el “café de sol” y el uso extensivo de insecticidas; el llamado “café de conservación” -que se utiliza para venta de comercio justo internacional- se encuentra dentro de los agroecosistemas forestales que pueden estar jugando un papel importante en la conseración de las especies. Varias han sido las investigaciones realizadas sobre este tipo de artes agrícolas tradicionales arrojando sorprendentes resultados. Uno de estos resultados más notables (Tejeda y Megchún (2004)) fue que las plantaciones de café que usan árboles de sombra pueden proporcionar un hábitat adecuado para muchas especies de aves y que un gran número de aves migratorias lo usan las zonas de cafe de sombra como hábitat durante el invierno. Precisamente, Sierra Morena alberga una gran cantidad de especies de aves dentro del cual destaca el exótico tucancillo verde y el Pavón, especie declarada en extinción.
En resúmen, cualquiera sea el producto, es necesario tomar conciencia de nuestro impacto al momento de comprar y que nuestras acciones repercuten positiva o negativamente en el entorno social, económico y ambiental de algún lugar en el mundo. Los usuarios finales a través de este tipo de acciones podemos cambiar el mercado desde el lado de la demanda, “castigando” prácticas no sostenibles y/o “premiando” iniciativas de producción responsables.